UN CADÁVER PARA ARMAR

Francisco Yepes supo que su hermano, san Juan de la Cruz, había muerto porque lo soñó. Luego, en medio de un arrebato místico, recibió de él mismo el encargo de buscar los pedacitos en los que había sido trozado su cuerpo por los comerciantes de reliquias, para poder llegar completo al cielo. Así comienza esta historia, que transcurre entre delirios, poemas místicos, sueños premonitorios, los campos arenosos de Castilla y el aire húmedo y sensual del río Magdalena, lugares de la peregrinación del venerable Francisco en la tarea de armar el cadáver del Santito.