Su infancia y juventud transcurrió en El Vigía, siendo un testigo excepcional de la aldea de los últimos días del ferrocarril y del nacimiento del municipio con el mayor desarrollo y crecimiento del país. En su novela Titolino, J. G. Guerrero Lobo, cuela las vivencias de su infancia y juventud y desarrolla novelísticamente parte de la historia de la ciudad líder del sur del lago de Maracaibo.